Marearme antes de embarcar
Un buen amigo mío al que tuve durante un tiempo como alumno solía marearse con frecuencia. Navegamos en numerosas ocasiones por periodos de entre tres y siete días y aunque normalmente el primer y segundo día se mareaba, durante el tercero el problema solía desaparecer por sí solo. Con el tiempo me fije que en alguna salida no se mareaba en absoluto. Finalmente descubrimos que su vida profesional muchas veces le llevaba a embarcar cansado y falto de sueño. Mientras que en las salidas en las que la noche anterior había descansado suficientemente, no solía marearse nunca.
Por lo tanto mi consejo es que siempre se debe procurar descansar suficientemente antes de embarcar. Puede parecer un tema menor, pero como veremos más adelante no pocos factores de carácter psicológico influyen en el mareo.
Por ejemplo el miedo. Uno no debe tener miedo a embarcarse, y si las condiciones climáticas o las características del trayecto no infunden un mínimo de seguridad aumenta considerablemente la probabilidad de la aparición del mareo. Se han hecho estudios en los que se relacionan un incremento de actividad en la parte del sistema nervioso dedicado a la «lucha y huida», que está asociado con los vómitos.
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